Grupo Impronta.(Crítica) por Diana Castelar
Se conocieron por iniciativa de la Galería Braque, donde participaron (y fueron premiados), en distintos concursos organizados por la familia Ruquet con el objetivo de promover nuevos valores para las artes plásticas. Distintas afinidades iban a determinar que los cinco artistas: Marcelo Pérez Gandini, Osvaldo Tiberi, Yuco, Matias De Brasi y Pablo Nobile, se unieran en
el Grupo Impronta, desde donde con lenguajes y expre-siones plásticas distintas iban a buscar su lenguaje particular.
En este vasto espectro, Marcelo Pérez Gandini (Nacido en 1966), crea un obsesivo universo dominado por una geometría casi metafísica, en una paleta que alternativa-mente apela a los tonos fríos o cálidos, en planteos donde las rectas y las curvas, además de definir el espacio, crean un atrapante diálogo con las formas. Egresado de la escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, de sus estudios con una brillante conste-lación de maestros como Mariano Sapia, Carlos Tapia, Salvador Constanzo, Ponciano Cárdenas y Leo Vinci entre otros, su obra alcanza un gran equilibrio entre los elementos de la percepción visual y la particular interpretación de los temas.
Una paleta subrayada por la fuerte presencia del negro y un ritmo casi espacial caracteriza los planteos de Yuco (Nacido en 1968), un artista autodidacta que busca construir un objeto plástico situándolo en el espacio hasta conferirle una estructuración estética de neto carácter metafísico.
Su lenguaje alcanza atmósferas de especial fuerza y particular dinamismo como expre-siones de una indagación que armoniza la ilusión óptica con la realización del objeto y la solidificación de un color que contrasta el dramatismo de los fondos con la levedad matérica, como sucede en I Believe in miracles y Liturgia, dos significativas obras del artista.
El más joven del grupo, Matias De Brasi (Nacido en 1981), estudió Diseño Grafico en la Universidad de Morón y se formó artísticamente en los talleres de Helios Galiardi y Víctor Davobe.
Al recorrer su obra se advierte una rotundez que exalta la exasperación de su paleta, en recias construcciones de carácter expresionista que reflejan descarnadas formas humanas.
Pero es al bajar la potencia del color cuando De Brasi, sin comprometer la densidad de la materia, alcanza su mayor potencia dramática.
Osvaldo Tiberi, (Nacido en 1948), es perito mercantil, diseñador publicitario y dibu-jante. Incursionó además en escultura, pinturas y pátinas en distintos soportes. Esa vasta formación le permitió una total libertad donde, guiado por su instinto, se sumerge alternativamente en la pintura-pintura, construye atractivos planos de color o en deli-cados trazos de tinta china, se traslada a la sutil levedad del arte oriental con alto vuelo poético, en concepciones inequivocadamente lúdicas, mientras la presión del color y de la luz generan sutiles cadencias.
Por su parte, Pablo Humberto Nobile, nacido en Barracas en 1970, se deja invadir por la cibernética. En un gran desborde imaginativo construye figuras que participan de lo humano y lo tecnológico, idea un extravagante caballo mecánico o una máquina de dudosa aplicación, hasta crear un alucinante universo donde nada es lo que parece.
Originales construcciones y un acabado conocimiento de la materia le permiten pasar sin problemas de los colores cálidos a los fríos en distintas densidades y acertadas grada-ciones de luz, marcando atrayentes perspectivas cromáticas en cuadros donde la metá-fora plástica se reviste de incisiva belleza.
Todos ellos, concentrados en el Grupo Impronta, prometen nuevas y cada vez más logradas realizaciones: no cabe duda que están en el buen camino,
Diana Castelar
En este vasto espectro, Marcelo Pérez Gandini (Nacido en 1966), crea un obsesivo universo dominado por una geometría casi metafísica, en una paleta que alternativa-mente apela a los tonos fríos o cálidos, en planteos donde las rectas y las curvas, además de definir el espacio, crean un atrapante diálogo con las formas. Egresado de la escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, de sus estudios con una brillante conste-lación de maestros como Mariano Sapia, Carlos Tapia, Salvador Constanzo, Ponciano Cárdenas y Leo Vinci entre otros, su obra alcanza un gran equilibrio entre los elementos de la percepción visual y la particular interpretación de los temas.
Una paleta subrayada por la fuerte presencia del negro y un ritmo casi espacial caracteriza los planteos de Yuco (Nacido en 1968), un artista autodidacta que busca construir un objeto plástico situándolo en el espacio hasta conferirle una estructuración estética de neto carácter metafísico.
Su lenguaje alcanza atmósferas de especial fuerza y particular dinamismo como expre-siones de una indagación que armoniza la ilusión óptica con la realización del objeto y la solidificación de un color que contrasta el dramatismo de los fondos con la levedad matérica, como sucede en I Believe in miracles y Liturgia, dos significativas obras del artista.
El más joven del grupo, Matias De Brasi (Nacido en 1981), estudió Diseño Grafico en la Universidad de Morón y se formó artísticamente en los talleres de Helios Galiardi y Víctor Davobe.
Al recorrer su obra se advierte una rotundez que exalta la exasperación de su paleta, en recias construcciones de carácter expresionista que reflejan descarnadas formas humanas.
Pero es al bajar la potencia del color cuando De Brasi, sin comprometer la densidad de la materia, alcanza su mayor potencia dramática.
Osvaldo Tiberi, (Nacido en 1948), es perito mercantil, diseñador publicitario y dibu-jante. Incursionó además en escultura, pinturas y pátinas en distintos soportes. Esa vasta formación le permitió una total libertad donde, guiado por su instinto, se sumerge alternativamente en la pintura-pintura, construye atractivos planos de color o en deli-cados trazos de tinta china, se traslada a la sutil levedad del arte oriental con alto vuelo poético, en concepciones inequivocadamente lúdicas, mientras la presión del color y de la luz generan sutiles cadencias.
Por su parte, Pablo Humberto Nobile, nacido en Barracas en 1970, se deja invadir por la cibernética. En un gran desborde imaginativo construye figuras que participan de lo humano y lo tecnológico, idea un extravagante caballo mecánico o una máquina de dudosa aplicación, hasta crear un alucinante universo donde nada es lo que parece.
Originales construcciones y un acabado conocimiento de la materia le permiten pasar sin problemas de los colores cálidos a los fríos en distintas densidades y acertadas grada-ciones de luz, marcando atrayentes perspectivas cromáticas en cuadros donde la metá-fora plástica se reviste de incisiva belleza.
Todos ellos, concentrados en el Grupo Impronta, prometen nuevas y cada vez más logradas realizaciones: no cabe duda que están en el buen camino,
Diana Castelar
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